Ya había explicado esto antes, pero la historia cambia cada vez que la explico de nuevo
Jordi Ferreiro
Ya había explicado esto antes, pero la historia cambia cada vez que la explico de nuevo, fue un proyecto específico de Jordi Ferreiro para la exposición ni arte ni educación de Matadero.
Este proyecto planteó una experiencia de conocimiento donde las 7 piezas presentadas en la exposición, servían de excusa para articular un grupo de trabajo formado por educadores en presente y futuro. Un grupo que se configuraría a partir de la edición de un Lab-Performance los días 28 y 29 de Noviembre 2015 liderado por el propio artista y Mónica Hoff.
A partir de dicho seminario, 4 de los arteducadores formados activaron cuatro visitas guiadas a partir de la contemplación de dichos objetos durante los días 1, 2, 3 y 4 de Diciembre 2015.
A nivel conceptual, este proyecto pretendía analizar los diferentes relatos, las complejas capas de significado y el conocimiento emancipador o no que se genera a partir de la experiencia de «visitar una exposición».
La visita guiada es una práctica comunicativa y a veces interaccional entre un educador y un público interesado. En una visita, el educador ejerce un control sobre el público a partir del discurso, la impostura de la voz, el gesto (comunicación no verbal). En el uso cotidiano, el concepto de manipulación tiene asociaciones negativas, en este proyecto nos interesó investigar su punto positivo o, como Luis Camnitzer dice:
“Creo que hoy el artista no puede refugiarse en términos como la inspiración o la intuición, que tienden a usarse para no decir nada, para esconder decisiones arbitrarias que no son revisadas. Es falso que por ser artista todo lo que hago es arte. La mayor parte de lo que hago resulta una porquería, pocas veces resulta arte. Por eso se necesita la conciencia crítica y el autoanálisis, para saber cómo estás hablando, qué estás diciendo, qué haces, para hablarle a otra gente y no sólo hablarse a sí mismo. El arte es un vehículo de manipulación, y sólo resulta bueno cuando estás consciente, cuando puedes dar cuenta de esta manipulación.”
Sin las asociaciones negativas, la manipulación podría ser una forma de persuasión (legítima). La diferencia crucial en este caso es que en la persuasión los interlocutores son libres de creer o actuar como les plazca, según si aceptan o no los argumentos de quien persuade, mientras que en la manipulación a los receptores se les asigna, típicamente, un papel más pasivo: son víctimas de la manipulación.
Esta consecuencia negativa del discurso manipulativo ocurre normalmente cuando los receptores no son capaces de comprender las reales intenciones o ver las reales consecuencias de las creencias o acciones defendidas por el manipulador. Este es el caso,
especialmente, cuando los receptores carecen del conocimiento específico que podrían usar para resistir la manipulación.
La manipulación no solo involucra poder, sino específicamente abuso del poder, es decir, dominación. En términos más específicos, pues, implica el ejercicio de una forma de influencia ilegítima por medio del discurso: los manipuladores hacen que los otros crean y hagan cosas que son favorables para el manipulador y perjudiciales para el manipulado. En un sentido semiótico de la manipulación, esta influencia ilegítima también puede ser ejercida con cuadros, fotos, películas, etc… y de ahí surgen los elementos que se usarán en la
exposición.
A nivel expositivo, en la exposición se pudo contemplar la serie de objetos que articulan el discurso de las visitas guiadas, iluminados e instalados como objetos expositivos convencionales.